DECIR EN INDIO
¿Quién es capaz de entender a un mapuche de la sonoridad, a un quechua repleto de contenidos, a un charrúa emanando poesía o a un maya vislumbrando luz donde todos vemos oscuridad? No es fácil entender ciertos idiomas o dialectos escurridizos ajenos a todo modismo, huyendo frenéticos de la movida cultural ya cocinada, horneada y digerida por los Buttheads patriarcales de los automatismos flamantes, que rebosan orgullo globalizado. Este movimiento indigenista dice sin decir, milita sin militar; su único panfleto es el estilo que, como bien dijo el capanga de los Pueblos Originarios, jamás fue ni será neutral, más allá de esa manía de hacer equilibrio sobre el delgado hilo de la sutileza para pocos y el placer para muchos. Porque todo preso es político. Porque “ni vencedores ni vencidos” fue solo slogan de uniforme verde queriendo ocultar en vano el patetismo de los “Vencedores Vencidos”. Porque en 1997, cuando sus maneras inadaptadas para coexistir con tanta linealidad, fueron pr