MEA CULPA DE UN IMBÉCIL
FOTO: marcokap.blogspot.com Querido Leo. Sin preámbulos quiero decirte que soy uno más. Fui uno de los tantos que alguna vez, en medio de la vorágine que despierta esta picadora de carne imposible de frenar, te gritó “pecho frío”, “solo juega en el Barcelona” u otras tantas gansadas dignas de un subnormal que no sabe valorar lo que tiene ante sus ojos hasta que lo pierde. Es que desde chiquito amo el juego del fútbol enano y, más allá de la pasión que todos tenemos por alguna camiseta, jamás vi a nadie como vos adentro de una cancha. Sin embargo, igual que tantos otros charlatanes de feria que andan en la vuelta te cuestioné y hasta puse en duda tu hombría simplemente por no poder levantar una copa con tu selección, habiendo levantado tantas con el club de siempre. Hoy, pasadas algunas jornadas de tu nueva frustración y bastante más frío, refelxiono en voz alta y creo que, tal vez, la causa de mi extrema imbecilidad haya sido lo inconmensurable de mi deseo; créeme que no lo esbozo