EL YIN Y EL YANG
es.wikipedia.org Podría decir que se conocieron hablando de barro mundanal y sed de lujuria o que las procacidades se agolpaban en sus bocas herejes y los proyectos de libidinosidad latente gobernaban aquel paisaje encantador. Sucede que cuando quisieron acordarse el horizonte mutó de colores; lento, progresivo, sin los apuros típicos del mundo que te corre de atrás. Debería señalar con alegría que todavía charlan de banalidades y cosas superfluas como enmarañados en una perpetua y lúdica candidez; pero aunque la Real Academia Española ponga cara de pocos amigos, a esta repentina simbiosis le quedaría muchísimo mejor decir que, lisa y llanamente, hablan boludeces mientras se ríen con el Otro, no del Otro. Conozco por experiencia propia las inquietudes del lector promedio y sé que en estos momentos estarán protestando por algunas inconsecuencias en la trama y lagunas argumentales que pueden olfatearse a distancia; a eso contesto que tienen razón, pero comprendan que ciert