MES QUE UN CLUB
Arranco estas líneas sin renegar de mis orígenes, ni desligarme de mis responsabilidades. Nací en la República Oriental del Uruguay. Como buen rioplatense me críe echándole la culpa al árbitro y recurriendo al manual de las excusas. Conocí la trampa desde imberbe; aprendí a tirarme en el área fingiendo penales inexistentes. Reclamé tarjeta amarilla para el defensor señalando con el dedo índice al presunto culpable; trepando, de esta forma, hasta el olimpo de los buchones y los vigilantes. Siempre intenté quitarle méritos a la victoria rival; si no era por el juez, era por la liga, o la cancha mojada, o el frío polar o por la cantidad de lesionados que tuvo el equipo. Este 23 de abril del 2013 me di cuenta que no todos lloran a moco tendido como yo. El mejor equipo de la historia del fútbol fue goleado 4 a 0 frente el Bayern Munich, en un partido correspondiente a la semifinal de ida de la Champions League 2013. Con el baile consumado, esperé ansioso los descargos contra el Cu