TRAJES TERSOS Y CORAZONES RUGOSOS
Los fieles de la Santa Inquisición observaron a sus alrededores con minuciosidad aparente. Sin novedades en el frente, divisas pacificadoras y altivas aprontaban el ocaso de la vileza. Escudos de acero protegían simbologías creyentes, en alerta ante el embate de los agnósticos. El dedo índice del patriarca señalaba la inapelable construcción cultural, perceptible únicamente a los ojos de los blasfemos; rebaños sosegados seguían los pasos del adalid, sin pronunciar palabra. Iban a paso de tortuga, guiados por altas dosis de inercia y pesadez. En la atmósfera deambulaban decretos feudales, engendrando esbeltos hombres de Neandertal. Jóvenes sociabilizados evitando desviaciones peligrosas. Las Familias Tipo vestían discursos altisonantes, facciones graves. Voces clandestinas asomaban distorsionadas a través de los orificios de acueductos subterráneos. Líneas rectas llenas de nada; ausencias de curvas ondulantes bordeando los abismos. Figuras geométricas, perfectamente delineadas. Decen