EL ANTÍDOTO DE LA ROTUNDIDAD
Brota en la tormenta la pócima literaria, hojas amarillentas de viento otoñal en zafarranchos de clandestinidad, abofeteado el raciocinio en su eterno status patriarcal, despreciado por una suerte de insurrección arbitraria decidida a sacudir los más arraigados cimientos de próceres momificados; evaporadas las barreras de la ética, lo poderoso de la ideología, la crudeza del prejuicio latente que malversa un sentimiento puro en medio de la nada. Solo mis sentidos y yo; bailando entre sinfines de almas desnudas gritando silencios, cuerpos estilizados despertando el orgasmo sensitivo. Olfato exacerbado de atracción visceral, tacto de terciopelo, sabor agridulce de piel rosada que abre puertas profundas de deseos ocultos. Mezclados el látigo y la caricia en este juego de nunca acabar, pasión inoxidable que crece sin darse cuenta. Se pasea el abrazo apretado invisibilizando el libro gordo de Petete, entregándose a la mansedumbre fogosa de la ocasión. Ocasión de dosificar agua y llam