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Mostrando entradas de noviembre, 2015

JUGUEMOS EN EL BOSQUE MIENTRAS MORTICIA NO ESTÁ...

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Cuando se paraba frente a la pueblada y se arrimaba al micrófono, Morticia era la reina y señora en su país de origen; destilaba carisma mediante una retórica envalentonada, desafiante ante la mirada del espejo infiel de la realidad, ese que refleja con vidrio fraudulento. Su sola manera de pararse y caminar sin titubeos imponía respeto ante los suyos y los labios colagenados se despachaban a gusto a la hora de dirigirse a la multitud. Esa oratoria inflamada tenía fines espurios, enfatizaban los aduladores del Establishment, siempre contrarios a sus políticas demagógicas y populistas. Esa última era la palabra que más utilizaban los encarnizados adversarios; ante cualquier atisbo de revisionismo histórico, ley superadora o reivindicación de derechos inalienables, los tipos pegaban el alarido… ¡POPULISMO! Aterrizó en el mullido sillón presidencial mediante lo que canales y diarios habían llamado “tretas de su marido”. Los grises jamás existieron para su persona; amada, odiada, sobada

LORD LENIN

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Lord Lenin. Anti solemne intelectual de cafetín, fiel a la costumbre de revolcarse por gusto propio en el lodo del imaginario popular, sin la capacidad de resignar sabores propios. Hacedor de grandilocuencias frustradas en la vida aunque muy efectivas en el papel. De una manera u otra, consciente o inconscientemente, él sabe que la sentencia suena contradictoria pero no encuentra otra forma de definirse. Sudor y lágrimas le significó asumirse como tal; recursos negadores servían para desprenderse de ese primer mote, nombre de pila que tanto lo incomodaba. Con el transcurso del tiempo pudo visualizar la magnitud de esto que hasta ayer consideraba aberrante. Por más trampas al solitario que se haga, por mayor que resulte el autoengaño, su mayor fetiche radica en los deleites considerados prescindibles. Siempre pagándole la luz al vecino o dándole de morfar al del carrito de los caballos; pero que nadie se atreva a quitarle arbitrariamente las tablas, la música susurrando bajito o