PASEANDO POR MONTMARTRE
buenavibra.es Abrazado a la barra de aquel rústico bar, Federico sacudía la copita de cristal, una y otra vez, tal vez buscando el elixir donde la creatividad y el frescor de la primavera se fundieran en un inagotable planeta de imágenes que lo trasladasen a su Granada natal; dichas imágenes devenían en palabra devastadora, para sí mismo y para el mundo. Posadas un sinfín de miradas curiosas en la Torre Eiffel y los Campos Elíseos. Absortos los lugares comunes ante lo avasallante de vientos arremolinados haciendo tambalear cimientos milenarios. Desde el atelier asomaban las curvas de un bigote exquisito, carente de corduras, repleto de fulgores. “Te buscan Salvador”, anunciaban los amigos tras las descascaradas paredes del zaparrastroso mono ambiente y él mandaba a callar a todos, preso de su locura siempre latente, inmerso en los frenéticos lagos de la inspiración, indispuesto para cualquier otra cosa que se alejase de la brillantez ocasional y el descaro a vuelo d