FUEGOS QUE NO SE APAGAN
Contrasentidos de la sociedad, metamorfosis del espacio, arbitrariedades de las épocas, jovenzuelos atolondrados y nada sumisos con voluntad de comerse a los niños (y a los boludos) crudos. Estos dos personajes, sobre quienes narraremos a continuación, habitan el siglo XXI pero sus corazones pertenecen a un tiempo atemporal. Dos sensibilidades en carne viva que se burlan con descaro de este sofisticado coliseo donde habita la caterva de loros abombados, adaptados sin aura y felices ensalzadores de lugares comunes. Vamos a chamuyar sobre dos personalidades que no se entregan a la correntada, imberbes que no callan y regalan más caras de culo que sonrisas; pero que cuando sonríen lo hacen con el alma y con las tripas. Thiago tiene 17 y está perdidamente enamorado de las épicas narrativas. Coloso de las melodías versátiles, melómano irremediable, creativo tira bombas que raya , con talento excelso, las paredes de Rocha y La Paloma. Tan poco propenso a la dis