LA CALIDEZ DEL BARRIO
La calidez del barrio. Eso es lo que nos unió mas allá de diferencias notables, sentimientos encontrados, gustos radicalmente opuestos e inevitables miradas de desconfianza ante lo desconocido que acecha. ¿Tanto recuerdo removedor en solo un par de días? ¿Por qué me resulta tan difícil soltar aunque todo sea así de breve? ¿Por qué este apego insensato cultivado en unas pocas horas de compartir y cruzar los caminos? Personas que uno no espera, vínculos que desafían estigmas y prejuicios. Tipos y tipas que surgen de la nada misma como surgen las mejores cosas de esta vida. Historias entreveradas pero no revueltas, entre mates y "fernandos", entre sonseras adolescentes, conversas que calan hondo y emociones a flor de piel.
Solo la carne y el hueso habitando un caserón a pura madera vieja, tan rústico como creativo. La historia de vida, el chiste idiota, la anécdota hilarante, la mirada penetrante y muchas veces inquisidora, aquello que está latente y que no se dice o que se dice sin decirse, el jugueteo tan divertido como improductivo, los silencios prolongados e incómodos, el tonto apresuramiento para abrir juicio (humano, demasiado humano, diría Nietzsche). Animándonos a confrontar con lo distinto y prevaleciendo en el intento porque hay un algo mayor que une a estas raras avis, coloridas y disonantes.
Porque atrás del Compay, del fucking reggaetón, del faso, del atardecer indeleble, de las rocas, del exceso, del mal entendido, de las caras de culo y de las risas altisonantes, de los desacuerdos viscerales y los acuerdos fraternos, de las seducciones que aun sobrevuelan, de las certezas que faltan y las dudas que quedan; detrás de todo eso lo que alumbra y quema fue, es y será la calidez del barrio. Esa calidez gloriosamente inmaterial que no sabe de naciones, fronteras o doctrinas. Esa extrañísima y repentina placidez hogareña que ojalá nos invite a seguir hurgando en la piel de los otros. Bendita y tibia calidez que se lleva lo más noble que el narrador tiene en su haber; la pasión descarnada de quien vive expuesto, para bien y para mal. Innegociable e intransigentemente. Pase lo que pase y digan lo que digan.
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