PARADOJA DEL SER AUTORREFERENCIAL
Expuesta ante la necesidad ajena de contención, Janet decidió hacer alusiones personales aunque no viniesen al caso, para patentar las certezas del camino señalado, con la sanísima intención de alivianar la carga que me carcomía por dentro. Se ponía en mi lugar, comprendía perfectamente todos y cada uno de mis pesares, mostraba la capacidad de ver más allá de lo meramente visible. Ostentaba cierto don sobrenatural ejerciendo una toma de decisiones con eximio raciocinio, exenta de sentimentalismos inconvenientes. “Una simple relación amorosa no es motivo para terminar deprimido, mucho menos para echarse al abandono. Yo jamás haría eso” , manifestó con suave énfasis, aleccionando a este simple aprendiz y clavándome su habitual mirada escrutadora, agregando que tampoco servía hacer de la Queja el deporte nacional; era una de esas guías espirituales que logran diferenciarse de la masa, separarse de la prole, parecía profesora del “arte de vivir” cada vez que arrancaba los speechs ¿Cóm