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Mostrando entradas de 2016

LA NADA Y EL TODO

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         Duermen los motores de alta gama, ausentes las siluetas que van y vienen, un interminable muro vacío como vaticinio de otra jornada tediosa que espera, paciente aunque perseverante. Tenue y distante, el agua dulce silba bajito, en una clara señal de la calma que precede a la tormenta de la reactivación productiva. Las estrellas destilan luminosidad, mientras esa luna llena y porfiada penetra una retina embobada, aletarga las piernas, despliega estas alas heridas. Sopla una levísima brisa en mi cara y yo solo escucho el sonido casi imperceptible de mis pasos; lentos, flotantes y cansinos, como queriendo suspender el tiempo en aquel paisaje natural de urbanidad en el que se funden el todo y la nada. Porque en lo que respecta a lo vulgarmente material es la nada misma, solo sobresalen un par de edificios metiches;   no hay hilo conductor, ni evento destacable, ni nudo de una historia, ni quid de la cuestión, solo un alma solitaria en trance, anonadada ante el espectáculo q

LA TRÍADA

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          Yamila pensaba en Hamlet. En animarse a ser o no ser. A no confundirse, de lectura y dramaturgia nada de nada, ni el diario de los lunes. Lo que rondaba por su cabeza eran las disyuntivas que ponen en juego las vidas de los mortales; a pesar que ellos, ingenuos y naif, piensen que tan solo están decidiendo una movida en una partida de ajedrez o una mano en el truco. En lo que a ella respecta la conciencia se le había hecho carne, aquella no sería una decisión más, sino que marcaría a fuego el resto de sus futuras acciones y caminos a transitar. Estaban ahí Pirulo y Garmendia. Garmendia y Pirulo. Los visualizaba en el horizonte y sospechaba un Tatetí majestuoso que definiese semejante cuestión existencial; sin embargo, sabía que eso no era posible ante tamaña responsabilidad. Eran el agua y el aceite, el día y la noche, lo sutil y lo grotesco. Se preguntaba minuto a minuto como sus gustos exóticos podían ser víctimas de tales oscilaciones. Para que Pirulo y Garme

LUNES OTRA VEZ

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viviendobien.net          Navegando entre piletones y tazas de porcelana, Elvira rezó tres padres nuestros, para no romper con el bendito hábito y evitar así que el Señor le lance una mirada escrutadora. Había madrugado como todos los santos días del almanaque. Se bañó velozmente y dio rienda suelta a su ansiedad. Planchó, lavó, escurrió y cocinó; hasta que la desidia de su hijo menor la empezó a perturbar. Lo miraba con los ojos desviados, producto no solo de su estrabismo sino también de un enojo que empezaba a enrojecerle los mofletes, arrugados por el tiempo y la mala sangre. Santiago inmóvil, imperturbable como si nada en el mundo importase ¿Modorra de inicio de semana? ¿Resabios de una resaca prolongada? ¿Desidia ante el reinicio de los automatismos? Todo junto quizás, en un combo que ni casa de comida rápida            -Tomá la leche por favor, vas a llegar tarde-inquirió la mamá ejemplar             -No jodas- le espetó el ya adulto de 26 años a regañadientes