MIS ESPEJOS Y YO
https://thinkpsicologia.com/ Todos preferimos pantallas antes que caras. No nos interesa jugar a las adivinanzas con ese ser ignoto de carne y hueso que tenemos frente a nuestras narices en ese ómnibus mal ventilado porque decimos ser modernos cuando en verdad somos estúpidos. ¿Es posible encontrar vocación más transgresora que la de mirar a la gente a los ojos y sin parpadear hasta rozar el atrevimiento y la intimidación implícita? Nunca lo sabremos porque preferimos hacer sudar y repiquetear los dedos contra unos botoncitos táctiles y adictivos. Mejor mantenernos inconmovibles con nuestras cabezas gachas antes que levantarlas con descaro para descubrir lo velado, antes que ponernos cara a cara y jugar al riesgo intuitivo, a sacar fichas, a las primeras impresiones, a rascar, rascar y rascar más allá de trajes y vestidos para así averiguar lo inaudito. Podríamos, quizás, imbuirnos enteramente en el volátil divertimento de la retroalimentación con gestualidades y