ANTICRISTO
Flechas
camufladas embriagaban miradas atónitas. Cámaras de aire haciendo realidad
saltos de canguro. Piernas estilizadas garabateando jugadas de Play Station; el
esotérico poder del logo alimentando las masas encefálicas que cedían, ante la
novedad. Niños patinando en el húmedo asfalto de talleres oscuros, aire viciado
penetrando cavidades pulmonares. “Solamente hazlo” rezaban los carteles
metálicos, cuando el milagro del consumidor asomaba al paraíso y las piernas
del imberbe indonés parecían a punto de estallar. Pasmosas las agujas del
reloj, el andar aletargado; objetos inanimados animaban el festejo incipiente.
Ofertas tranquilizadoras domesticando la ansiedad. Ataques de pánico, Pánicos
de ataque. Labios en movimiento; colagenados y seductores, atormentando
potenciales cerebros compradores. Reyes de la lógica discursiva enunciaban
felicidad eterna, naufragando en el cinismo de un infierno kafkiano; mientras
tanto, el letrero luminoso del Fast Food dejaba intuir el sabor a vaca nacida en
Afganistán. La sangre lucía fresca, las venas inflamadas, la jeringa
impaciente. Préstamos chicos, intereses grandes, deudas eternas. Créditos
directos e indirectos. Melodías enlatadas con hedor a play back; los de
Liverpool perdidos en las ofertas del mes, el cantor de las cuatro guitarras ahogado en naftalina, la voz incomprendida del mostacho hediondo muriendo en el
anonimato. Sobredosis de mimesis ensordeciendo el milagro de aquella
apabullante herencia biológica. Fútbol veloz y vertical; gotas gordas de
transpiración. No hay elucubración anárquica, ni tejidos obsesivos. Patovicas de cuello blanco oscureciendo romanticismos
inconvenientes; cuerpos ardientes
sucumbiendo frente a la patología del artificio. Los insurgentes patoteros resistían la tentación del oro brillando ante sus narices;
livianos, cursis y vagonetas, poblaban los taludes, vestían onda retro.
Actualizados eternamente, desafiando clichés agoreros; mandaban la vuelta en un
mostrador primaveral, entonando melodías sin panfleto, de cuerdas vocales
graves. Artes abstractos, carnavaleros demodé desnudando el emporio de lo utilitario. Ocasionales
enanos déspotas nacidos en Catalunya insistían en la magia de lo redondo, borrando, aunque sea por
un instante, la monotonía evolutiva, lo producido en serie, la robótica
capacidad atlética. Mandamientos no escritos evaporados de golpe porrazo. Previsibilidad
perdiendo consistencia, ciclo natural cobrando vigor innato. Desplegadas las
alas del anticristo, reinventando la aventura de lo mortal, el clímax de lo
fugaz; letra sangrienta y vital carente de aires de grandeza, desbordante de
ambición inmaterial.