CASA CLAN
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Mi casa es sicopatía interdisciplinaria, cascarria viviente con aroma a naftalina, es vieja usanza resistiendo las certezas del ocaso tecnocrático, escape a la convención del modo estándar que rige nuestra venerada cultura del trabajo. En mi casa no ponemos la otra mejilla, nos encontramos en la discusión aunque a veces nos desencontremos en el acuerdo. ¿Cómo imaginarme lejos de esta edificación añeja que metamorfosea en hogar diario, sentido de pertenencia amotinado , diversidad imposible de encapsular, frenesí de espíritus ácidamente críticos, andares de sueños libres sobrevolando las rejas de la vacuidad pragmática? Construimos pero antes que nada De construimos; ausente lo digerido, aquello que mastican dentaduras complacientes y muchos denominan “cosa juzgada”, aquello que nosotros violamos mil y una vez apegados crónicamente al inconformismo de la tribu. Armar y desarmar cuestionando a la academia desde lo más profundo de sus entrañas, haciendo uso de sus bondades y siendo víctimas de sus vanidades. En mi casa hay de todo como en la viña del señor; verdad y mentira, militancia empoderada y pacotilla de militancia, falsos eruditos o maestros verdaderos, alter egos, fantasmas de mitología grecolatina, voluntades solidarias, lenguas ultra filosas y un descarado anhelo por anular los oxidados barrotes de la medianía. Desde el más allá las voces del Bocha y el Paco profesan dioses paganos como ilustres portadores de nuestra ambición inmaterial, sin fiarse de los héroes ligeros engendrados en la masa boba. Parecida a un camaleón situado entre las vísceras del relativismo subjetivo y los absolutos del positivista tipo, la estructura desestructurada camina sin piernas…sin presupuestos de billetera jugosa, agitando la bandera de la Carencia Orgullosa como si fuese un sobreviviente exhausto que llora hasta reír; con salones húmedos fundados en tiempos del tiranosaurio rex o puertas de baños grafiteadas por almas mordaces y aburrimientos precoces. Únicamente en este Suelo de Cielo logran unirse las miradas perdidas en el cosmos explorando las partículas de lo intangible. “Burgueses con conciencia social” sentencian gritones los escépticos de alma arrugada; quizás insurrectos paradojales que idolatramos con devoción, tal vez peleones obstinados gozando hasta padecer, en la custodia irrenunciable de tesoros para muchos esquivos. En busca de ese instante sublime que algún filósofo demodé llamó Belleza; ese lapsus diminuto, intransferible, relampagueante trasformado en razón de ser. Mi casa es uruguayez minoritaria cuyo contrasentido es transgredir conservando; conservar la idea para aniquilarla y reinventarla, conservarnos mirándonos a los ojos y argumentando con ahínco, conservar al conflicto como única forma de subsistencia. Pudiendo afirmar preferimos negar, pase lo que pase, digan lo que digan, sea lo que sea, cueste lo que cueste.
@naturacontracultura 2012-2018
