LITERATURA DE BAR
http://www.lahuelladigital.com El reloj marca las 20,07. Sobre la mítica esquina de Mercedes y Tristán Narvaja pueden escucharse los murmullos altisonantes del conventillo orillero, aquel en el que deambulaban guapos y linyeras, donde la noche era sinónimo de desenfreno, ese que nos relataba Borges ya entrado el siglo XX en sus ensayos sobre el tango. A pesar de la hora, las fortalezas de la intelectualidad todavía resisten. Babilonia tiene las persianas abiertas igual que otras reliquias culturales de la vuelta, siempre perseverantes y milagrosamente indemnes ante el embate de la bobera mercantilizada. Cuando el viejo Uruguay nos ve acomodarnos por enésima ocasión en el rincón contra la ventana el ceño se le frunce, la cara se se le transforma y piensa en silencio: “Otra vez arroz”. Sí, otra vez nosotros pienso yo, también sin palabras; los estudiantes de griego clásico, cuatro humanidades ansiosas, tres generaciones bipolares, mil maneras diferentes de surfear la exist